lunes, mayo 23, 2005

Oda al hombre caído

Está dentro de este mundo
Más en ocasiones se siente fuera de el.
Su rostro en algún momento se refleja en todos nosotros.
Es un ser de innumerables cualidades,
más sus errores también lo acompañan
como cual amigo inseparable.

Cuenta sus aventuras.
Cuenta sus penas.
Cuenta sus amores ciegos
que tanto daño le hicieron,
y también sus amores plenos que por temor
no supo comprender,
no supo aprovechar la oportunidad
de ser uno con el Universo,
con esa gracia,
con esa particularidad especial
que solo el amor verdadero puede ofrecer.

Porque baraja sus opciones,
porque es libre de elegir,
porque está aprendiendo en este mundo
se cae una vez,
se cae dos,
ha caído ya muchas veces en su vida
y se sigue levantando,
más se sigue tropezando
y equivocando
Se da golpes de pecho.
Siente dudas, desconfianza.
Paga mal incluso a quienes por su probada lealtad
y generosidad debería agradecer.
Peca por ello de olvidadizo malagradecido,
peca también de omisión.

A veces el camino montañoso hacia
la cima de sus metas
le parece arduo.
La felicidad una utopía.
Se pregunta por qué todo esto?
Se cuestiona ya que ni se acuerda de las veces.
Pero tiene presente
que nadie es perfecto,
que por eso mismo somos humanos,
estamos aquí y seguimos luchando.
Que lo más difícil para todos
es ser coherentes con nuestra propia ideología.
Practicar lo que tanto predicamos es
un compromiso que exige.

Por ello, siente muchas veces el peso de su cuerpo
y sus rodillas adoloridas sin poder contenerlo
se desploman al suelo.
Cansado, acongojado, triste, decepcionado.
Se acuerda ya que en anteriores ocasiones se ha puesto en pie,
sin embargo, a veces la confusión pareciera vencerlo.
Entonces recuerda la frase de un viejo luchador chino
“…hay algo que impide que el hombre siga cayendo en el abismo,
es ahí cuando encuentra su carácter.”
Se queda pensando al respecto.
Medita.
Reacciona.
Tiene a la esperanza por amiga,
a la fe como motor,
a la caridad por ley,
y la sabiduría??
sabe que debe ganársela.
Sabe que debe seguir aprendiendo,
que el conocimiento es un arma
que se purifica según como lo usemos,
y que es también un alimento continuo.

Actúa.
Porque si se queda estático lo perdería todo!
Que no hay peor cosa que aquel que sólo de sueños vive
y que luego al caer la noche de su vida se recuerda
con lamentos lo que pudo ser y no fue,
lo que pudo hacer y no hizo.
Siente de nuevo temor al imaginar que esto pudiera pasarle,
pero no se deja llevar por el miedo.
Tiene ante si la responsabilidad
de dejar las cosas mejor que como las encontró.
Hace una pausa entonces
para analizar mejor una cuestión:
que está en este mundo
y que debe amar la tierra para aspirar al cielo.
Que hay que ser realista para vivir,
pero idealista para existir.
Comprende estas dos verdades.
Se detiene una vez mas
y entonces procede.

Quiere seguir construyendo caminos,
disfrutando de la ruta hacia su felicidad,
dándole un sentido “sagrado” a lo que hace.
Sabe que puede volver a caer al fondo,
pero su espíritu no se acongoja,
seguirá dando lucha hasta
que sus fuerzas así lo permitan.
Respira profundo,
respira otra vez,
se alivia y se complace el hombre caído,
No está vencido!

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