miércoles, junio 08, 2005

Villa de perros

Hace unos meses junto con mi padre pude ver por fin Dogville (de Lars von Trier), no sin antes advertirle a mi papa que tal vez la película le resultaría medio “rara” para su gusto y que luego no me echara la culpa, mi padre al ver el interés que le ponía se quedó viéndola conmigo. El final nos dejó con la boca abierta.

Durante la película, Grace (la protagonista, Nicole Kidman) huye de una banda de mafiosos que quieren matarla hasta que llega al pueblo de Dogville donde pide refugio (mejor hubiese sido que la encontraran los mafiosos). Sus habitantes acceden ocultarla con la condición de que trabaje para ellos como pago por la protección y alimentación recibida. Al comienzo todo marcha bien, pero al poco tiempo aquella docilidad y cordialidad propias de un pueblo pequeño se va degradando y mostrando un lado cínico y cruel a la luz del aislamiento. Grace es sometida a una serie de abusos tanto físicos como emocionales. Grace intenta justificar estas acciones. Si los animales se guían por su instinto:
¿acaso los perros tienen la culpa de ser como son?

Ciertas acciones de los habitantes de Dogville parecieran ser producto de un instinto de supervivencia, del miedo, de un mecanismo de autodefensa en aquel mundo frío, distante, casi aislado. ¿Quién puede entonces culparlos por actuar así? (se plantea en la película)

Dice un viejo adagio que si tú no eres una serpiente (o un perro en este caso) es porque tus padres tampoco lo fueron. Tiene lógica, pero no es la norma.

¿Acaso el hombre no es más que un animal de manada? El animal de manada no tiene ideales, no planifica, no se orienta hacia sus metas y la realización de sus sueños. El ser humano no está limitado por una cuestión netamente genética, instintiva; tiene opciones y está llamado a trascender, aún cuando haya nacido o criado en medio de condiciones adversas, movido por su conciencia, por su bondad, por su capacidad de razón, acción, puede transformar el mundo.

Volviendo a Dogville…

¿Por qué recordé esta película en primer lugar? La cuestión es que a veces nos topamos con realidades tanto o mas cínicas y crueles que las ocurridas en estas villas de perros, donde la gente cree que puede ir por ahí impunemente haciendo “cosas”, cometiendo atrocidades, sacando a relucir lo peor que puede tener el ser humano como si fuese de lo más normal, justificándose en vano, como si sus acciones no tuviesen consecuencias y como si la mano de la justicia nunca los alcanzará.

Pero eso, es cuestión de tiempo…

Decía M. Halter:
"Hitler (y los suyos) puede haber perdido la guerra en el campo de batalla, pero terminó ganando algo, porque el hombre del siglo XX creó el campo de concentración, resucitó la tortura y enseñó a los semejantes que es posible cerrar los ojos ante las desgracias ajenas."

Es posible que por un lado tenga razón, por todos los inocentes asesinados alrededor del mundo, niños y ancianos abandonados, jóvenes que se pierden en la confusión y la mala vida ante la mirada ignorante o el desinterés de sus propias familias, gente sin escrúpulos que se vende o venden a otros al mejor postor y nadie quien los defienda, nadie quien reclame por ellos.
La semana pasada supe de un joven que fue asesinado por un pandillero, solo porque no pudo arrancar rápido el auto, el muchacho que lo mató se fue como si no hubiese hecho nada malo.

“El ser más desgraciado es aquel que no se conduele ante las desgracias ajenas”

Resulta risible y preocupante a la vez observar casos de total indolencia por parte de las autoridades penales, ver como las cortes se paralizan o se corrompen bajo la magra influencia de la partidocracia, que se deje en libertad a delincuentes peligrosos porque no se les dictó sentencia a tiempo.

Más frustrante aún, resulta ver cómo se dejan en la impunidad delitos que merecen todo el peso de la ley, que se atente contra la dignidad humana y que algunos de estos “indolentes” que los propician aparte de estar libres se estén dando la gran vida en otros países o incluso lleguen a recibir hasta condecoraciones del Jackson Memorial, y por si no se acordaban me estoy refiriendo al caso de Carlitos Mora, uno de los contagiados de VIH en la clínica del Dr. Garcés, hoy en día el único sobreviviente.

Sí, es cierto que se han podido perder algunas batallas, pero también es cierto que hay gente buena que lucha por sus ideales y por un mundo mejor, y no sólo es cuestión de ser soñadores, sino de tratar de hacer lo correcto!!

El autor de "El principito" decía que la técnica y la guerra no eran más que los síntomas del gran problema del hombre por haber matado la vida espiritual, la meditación, el recogimiento; ya no se puede vivir de frigoríficos, de política, de robots, de balances, de Bugattis. Ya no se puede vivir sin poesía, color, ni amor...

La vida en esta Villa no es fácil, pero sin duda se pueden marcar diferencias.

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(que lindooo!!!!)

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